El 30 de agosto de 1857 se inauguró la primera línea de ferrocarril del nuestro país.
Iba desde la actual Plaza Lavalle de Buenos Aires hasta la estación La Floresta.
El primer ensayo fue el 28 de enero de 1857, ente la Estación del Parque (actual Plaza Lavalle) y San José de Flores. Las pruebas fueron exitosas. Ese día, sobre la única vía, salió de la Estación del Parque a la una de la tarde. El tiempo acompañaba los festejos de los vecinos que vivaban la partida, en medio de flores y banderas donadas por familias de abolengo. Corría a 24 Km. por hora. La formación iba en busca de La Floresta, una zona de quintas de veraneo en las afueras de la ciudad, distante diez kilómetros. Salió así por la actual calle Libertad, y tras dos curvas y contra curvas, encaró por el trazado de la calle Lavalle. Al llegar al Boulevard Callao, el riel hacía una curva (que es el trazado del ex pasaje Rauch) para desembocar a la avenida Corrientes y correr hasta Centro América (hoy avenida Pueyrredón). Tras girar a la izquierda, llegaba a La Piedad (calle Bartolomé Mitre) donde se levantaba la primera estación: Once de Setiembre. Allí La Porteña fue recibida con fuegos artificiales y la banda musical del Regimiento Patricios.
A partir de esa estación, el recorrido era la avenida Rivadavia, y así fueron quedando atrás las humildes estaciones de Almagro y Caballito. Más tarde, su paso fue saludado por intermitentes campanadas desde la histórica iglesia de Flores, y cuando habían transcurrido 35 minutos de viaje, ya estaba a la vista la estación de La Floresta.
Mucha agua ha pasado bajo el puente en materia ferroviaria, ya sea en lo que refiere a cuestiones técnicas como también a políticas de estado que, bajo diversas cubiertas, terminaron siempre definiéndose en detrimento de la industria, incluida aquí la gestión privatista de los años 90 como ejemplo crudo de ello.
Arribamos a la última gestión, puntualmente referida a nuestro querido ferrocarril, atravesando no sólo los insoslayables coletazos político-operativos de la historia, sino también una situación institucional de delicadeza inusitada para nuestra organización gremial madre.
Y sin embargo, tenemos el orgullo de complacernos en el reconocimiento de un trabajo gremial responsable y activo en cuanto a representatividad; pero además coherente y participativo en favor de la mejora continua y de la defensa irrestricta de nuestra fuente laboral: el ferrocarril. Demostrado esto con innumerables trabajos de proyección estructural en talleres, depósitos, estaciones y patios; apuntando a la adecuación permanente de planteles; asegurando la participación de cada compañero en promociones y actividades de formación; reincorporando tareas genuinas del ferrocarril que en su momento fueran desviadas a terceros; etc.
Los ferroviarios del Urquiza, los antiguos pero sobre todo los jóvenes, quienes también han hallado su espacio en la actual tarea, nos incorporamos con sentimiento a este programa y, 160 años después, Vamos Por Más.